Un ambiente adecuado. El estudiante ha de tener en casa un área de estudio propia y específica para estudiar. En esta zona no han de hacerse otras tareas. El objetivo es disponer de un espacio determinado para que nadie moleste. También es conveniente acudir a las bibliotecas porque se crea un ambiente adecuado para el estudio.
Planificación. Hay que planificar un horario de estudio que sea objetivo. No debe ser de lunes a viernes, sino que se tiene que incluir el sábado y el domingo porque no puede haber un período de corte, aunque en estos dos días -el fin de semana- no tiene por qué aplicarse el mismo horario.
Aprovechar tiempos muertos. También es recomendable aprovechar tiempos muertos, como cuando se va en el autobús, porque se pueden repasar, por ejemplo, las fichas o esquemas y se consigue que la memoria sea más productiva sin hacer grandes esfuerzos. Cada asignatura o tema tiene sus particularidades porque no toda materia requiere la misma estrategia de memoria. Por ejemplo, el vocabulario de un idioma puede ser útil aprenderlo a través de fichas, pero en el caso de la literatura puede ser más difícil seguir este método.
Técnicas de memorización. Sobre cómo se debe estudiar una vez se tiene ya el libro o los apuntes delante, también hay consejos y pautas que se pueden poner en marcha y que son igualmente útiles. La técnica general es hacer una prelectura, una lectura comprensiva y efectuar esquemas o síntesis. No obstante, todo depende de cada alumno, porque cada uno tiene técnicas particulares como la realización de dos lecturas compresivas. Hay más posibilidades. Cuando una persona quiere desarrollar la memoria debe coger una serie de herramientas para llevar a cabo estrategias para el recuerdo. Por ejemplo, para aprender los huesos de la cabeza, que cada uno empiezan por una letra se puede formar con cada una de ellas una palabra simple, se hace un acrónimo, que se puede utilizar para entrenar la memoria. No solo hay que trabajar la memoria, sino la memoria y la atención de forma combinada. La falta de atención puede suponer la pérdida de memoria. Igualmente, es recomendable trabajar la motivación porque si no se estudia puede deberse a cierta falta de motivación y porque no se presta la suficiente atención.
Lecturas en voz alta. Otras técnicas de estudio que se pueden poner en práctica es hacer lecturas en voz alta, realizar un esquema, elaborar fichas, subrayar… Se trata de estar activo en todo el proceso de memorización y no como si se estuviera leyendo un libro. Si el alumno está activo se puede conseguir un mayor rendimiento de la memoria.
Descansar. Es especialmente importante que se haga un pequeño descanso cada cierto tiempo. Es recomendable realizar una parada de cinco minutos cada espacio de una hora. En el caso de estudios universitarios o superiores, este descanso puede hacerse cada dos o tres horas. Aunque no hay un número máximo ni mínimo de horas aconsejables para estudiar, lo cierto es que a las cinco o seis horas de haber estado estudiando baja el rendimiento.
Dormir. Y, por supuesto, no hay que olvidarse de dormir. Lo recomendable son 8 horas, aunque este número también puede variar según las personas, ya que se pueden precisar más o menos horas para realizar un descanso adecuado.
Búhos y alondras. Cada persona tiene unas particularidades. Hay estudiantes “búho” porque estudian mejor por la noche y estudiantes “alondras” porque estudian mejor por la mañana y pueden levantarse perfectamente a primeras horas y ponerse a estudiar. Lo importante es conocerse bien y adaptar las técnicas generales a las tendencias y particularidades de cada hora.
El día del examen. Cuando llega el día del examen también es recomendable poner en práctica una serie de recomendaciones. Es conveniente hacer un repaso antes de examinarse, pero nunca el día anterior, de manera que si la prueba es un sábado se debería realizar un martes. El día del examen hay que desayunar tranquilamente para que no se cree tensión y no tomar mucho café para evitar quedarse en blanco ante la prueba. En caso de que haya nervios, tranquilidad, porque hay solución. Lo mejor es leer las preguntas y empezar por la más fácil porque así se revierte la memoria y se puede recuperar. Si se tienen nervios, hay que recordar que esa sensación dura unos cinco o diez minutos y que se pasa conforme se empieza a leer y hacer el examen, comenzando por esa pregunta que resulte más sencilla.
Qué no hacer. También hay algunas actividades que no deben llevarse a cabo bajo ningún concepto. Una de ellas es jugar con la videoconsola o videojuegos o efectuar cualquier otra actividad que aumente el nivel de tensión emocional porque no favorece el estudio al producirse una bajada del nivel de concentración. Tampoco es idóneo estudiar el día de antes del examen por más que es una costumbre extendida entre los estudiantes.